Una gran parte de los insectos polinizadores, un 40%, se encuentran amenazados y un 16% de los polinizadores vertebrados se encuentran en peligro de extinción a nivel mundial.
La IPBES le ha dado especial importancia a las abejas, mariposas, moscas, escarabajos y murciélagos, entre otros.
Los descensos en los polinizadores silvestres han sido confirmados en el norte de Europa Occidental y Norteamérica.
Esto se debe a los cambios en el uso del suelo, la agricultura intensiva (uso de pesticidas), impacto de las especies invasoras, enfermedades y plagas y cambio climático.
Los polinizadores contribuyen a la producción de alimentos y la seguridad nutricional. Su salud está vinculada a nuestro bienestar, nos aportan vitaminas y minerales, sin los cuales el riesgo de malnutrición podría crecer. También contribuyen a los cultivos de biocombustibles como aceites de colza y palma, de fibras como el algodón, de medicinas, de forraje para el ganado y de materiales de construcción.
Las prácticas basadas en el conocimiento indígena y local pueden reducir los riesgos además de promover la agricultura sostenible, que contribuye a diversificar el paisaje agrícola y hace uso de los procesos ecológicos como parte de la producción de alimentos.
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